Crónica General
Al sobrepasar Garcillán ha habido un intento de ir a relevos entre unos cuantos, pero en cuanto se templaba un poco el ritmo, el grupo se partía y había que reducir la marcha para propiciar la reagrupación. Difícil era mantener el grupo unido pues cuando se tensaba un poco, se partía y si se aminoraba la marcha la formación se ensanchaba de tal manera que resultaba peligroso. Como ha dicho Pifo en el avituallamiento, es estos días cuando con más prudencia debemos circular, intentando ir en paralelo y no de tres en tres o de cuatro en cuatro y llevando alerta los cinco sentidos para no sufrir ningún percance.
Pasado el cruce con la N-110 todos íbamos pendientes de la subida que nos esperaba y en cuanto hemos realizado el descenso y ha empezado la primera rampa, el pelotón se ha fraccionado en varios grupos, buscando cada cual el más apropiado a sus intereses. En este momento el grupo del Inserso ha sido engullido por el nuestro, a la vez que los primeros del grupo de los rápidos pasaban veloces en busca de la cumbre. Poco después han ido pasando otros socios del grupo de los rápidos, quedándonos unos cuantos cerrando el pelotón.
Llegada a Vegas de Matute para proceder al ansiado avituallamiento. Un recuento ha dado la cifra de 60 ciclistas en la plazuela, llenando de bullicio y colorido a esta localidad. Como últimamente viene sucediendo, el repostaje ha sido tranquilo y distendido y la salida también. En el trayecto hasta el cruce con la N-110, los rápidos se han ido posicionando en cabeza, a lo que los demás hemos respondido dejando entre ellos y nosotros un hueco para no correr riesgos y poder rodar con mayor tranquilidad. Por lo tanto la subida se
ha hecho ya con el grupo partido en dos partes: los rápidos por delante y los más lentos después. Por nuestra parte, hemos formado un grupo de unos 12 ciclistas, que una vez en el llano nos hemos puesto a relevos hasta Madrona, siempre llevando a la vista otros dos grupos, pero sin poder cazarles ya que ellos también iban dando yesca. A partir de aquí lo de siempre: vuelta al encuentro de los demás compañeros, segundo avituallamiento y kilómetros de calidad. En esta ocasión hemos sido más de veinte los integrantes del grupo que nos hemos quedado para hacer los kilómetros mágicos. En la carretera de Madrona Pifo ha pinchado, quedándose con él aquellos que se iban a ir directos por Hontoria a Segovia. Los demás hemos continuado por el alto de la Pared (salvo los que tenían prisa por llegar a casa), dejando por el camino a Juan en Revenga y a Bernardo y Julián en la Granja. El resto, los cuatro mosqueteros, hemos continuado hasta Trescasas en compañía de Adrián que se ha juntado a nosotros en bicicleta de montaña, concluyendo la marcha por la circunvalación y Segovia.